La fundación RD es Moda se complace en invitarles a su lanzamiento oficial en el cóctel Sueños de una Noche de verano.
Porque creemos en el país, en el talento y en la moda dominicana.
Parte del secreto de la impresionante abundancia de República Dominicana, la tierra natal de Maylé Vásquez, se encuentra corriendo por sus venas: es una tierra atravesada por múltiples ríos. Pero tal cual lo sabe la diseñadora, ninguna mujer puede cruzar el mismo río dos veces: las piedras en el camino tienden a quebrar corrientes, creando con eso patrones impredecibles en los flujos del agua. Por eso estos divisores naturales y creadores de figuras en el agua han servido de inspiración para la colección Primavera Verano 2025 de Maylé, debidamente bautizada como Piedra.
De ahí la presencia de quiebres en las texturas y los colores de las piezas que conforman la colección, a veces contenidos en un solo modelo —gracias a la combinación de telas, desde una versión de tweed sorprendentemente ligera debido a su confección con cáñamo, hasta las sedas naturales que ya se han convertido en una tradición de la marca—. Y, como un guiño al elemento que da nombre a la propuesta, Vásquez ha reemplazado las hebillas y los botones que uno esperaría ver como cierre de las piezas por pequeños cortes de piedra y madreperla. Eso a su vez explica por qué los vestidos, las blusas, los pantalones y los accesorios que forman parte de Piedra llevan texturas y patrones tan inesperados como los del caprichoso flujo de agua que los trajo a la vida.
A primera vista, dados los plisados y las vueltas de sus piezas, se podría describir a Maylé Vásquez como una Issey Miyake tropical. Sin embargo, su Dominicana natal ciertamente no comparte muchas inclinaciones estéticas con la visión japonesa: tal cual se esperaría de esas latitudes, a las latinoamericanas por lo general les gusta usar la ropa estratégicamente ceñida al cuerpo, para con eso resaltar las partes que más aman. Así que, si bien las piezas de Maylé honran el ingenio y la visión minimalista de la ya legendaria marca japonesa, lo hace de una manera que responde a los deseos de quienes viven bajo el sol y cerca del mar —y, debido a la actual expansión internacional de la marca, también de quienes no viven tan cerca del Ecuador físicamente, pero sí lo habitan mentalmente—.
Esos deseos de sus compradoras están de manifiesto en la piedra angular de la marca MV: la versatilidad. La mayoría de las creaciones de Maylé están diseñadas para ser utilizadas en un sinnúmero de formas —gracias a un sistema de giros y cabos sueltos, a una selección de telas de naturaleza generosa que van desde la seda al algodón, así como el lino que permite realizar cortes estructurados pero flexibles—. Y es precisamente gracias a esa selección textil, que ya se ha convertido en un elemento distintivo de la marca, y a la variedad de opciones de cómo llevar cada artículo, que las piezas de distintas colecciones pueden utilizarse juntas, al formar parte de un universo visual común. En otras palabras: la propuesta de Maylé es lo que llamaríamos atemporal... pero de forma inesperada.